Qué sensanción más grata.
Sentí que el sol me amaba,
sentí que la luna rezaba por mí,
y que la Tierra, más que nunca,
me deseaba y atraía hasta aquí.
La primera vez fue un beso llorado,
fue un parto querido,
imprevisto como la suerte,
y lleno de todo, menos de muerte.
Cuando terminé, vi mi fin,
mi objetivo, mi libertad,
sentí que me encontré,
me amé por primera vez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario